Mi sabio ángel.


Ya con tus últimos rastros de lucidez, ya con las ansias que te dio la vida gastadas con coraje y amor, con ese amor de carácter fuerte y blando, con tu voluntad de guerrero, la sabiduría en tu herencia y la nobleza en el espíritu. Jamas se borrarán tu pasos y jamas las huella que dejaste marcadas en el concreto fresco. Cálmate cariño que hace mucho que reposas ya y sobre una cálida estrella quedará nuestra cita para volver a jugar. 



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