Tsunami fuiste, tsunami serás


Como un tsunami que llega arrasando en la mente, el alma, el corazón y el cuerpo, así llegaste para colmar este desierto con aromas, noches y amores en medio del alba, no como el suave glaseado que cae sobre las montañas al amanecer, sino como el torrencial que se desprende de las nubes antes de que salga el sol, como apresurando la humedad que se compenetra entre las ramas y las hojas, entre tus raíces y las mías

Con tu paso arrasador, con esa mirada fría y oculta, la que puede helar al más dulce y tierno, una mirada que deja perplejos hasta los más ávidos de carácter, te me fuiste metiendo en el alma, con esa mirada fija que de repente se veló ante mis pestañas, que se desnudó sonrojada y me endulzó las lunas que me cargaban las ojeras, con esa mirada contagiada de amor me colmaste de cariños silenciosos y de palabras mudas que no necesitaron voz.

Una y otra vez vienes y te vas, la primera vez me revolcaste la cabeza, a la segunda me estremeciste la inconsciencia, y que más puedo decir de las demás... Pero de repente siempre te vas distante, y me quedo con este cariño inconsolable que no encuentra brazos para existir en paz, y es entonces cuando me doy cuenta de los choques y los estragos que me generas en cada encuentro, en cada verso, o simplemente en cada mirada maldiciente que nos llena la mente de recuerdos...

Después del choque te aferras y luego tratas de reacomodarte, entonces tomas un poco de distancia, pero como las distancias que se toman en el arte; te detienes para observar de lejos, para meditar y analizarlo todo, luego regresas al trazo, al detalle, a lo más apasionante y profundo del pincel o del ser. Así como en el arte, como un tsunami, te amé, te embebí y me embriague de ti, así como un tsunami fuiste, eres, serás; y yo, tierrita húmeda, delirante y arrogante pero masoquista, sin querer por poco me enamoré de ti.


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