Se me lleva el alma a cuentagotas.

El diablo se me está robando el alma de a poquitos, que trafugo e insolente, qué maleducado y falto de fe... que pendejo es el diablo, si tan solo supiera que no es el alma lo que se me lleva, es esta sed de vos.

Mientras tanto me voy exorcizando los poros, el fuego, la sed y el aire... sobre todo el aire que nos doblega a la necesidad, a la cruel insensatez que se siente cuando ya todo pasa y se le da bienvenida a la realidad que regresa, regresa rápido dando pisotadas y zarpazos que nos van arañando el alma, las ansias, las ganas... las ganas! 

No se me lleva el alma pero se nos llevó la voluntad, la engañó con caramelos y la secuestró en un encierro de lunas incontables y venenosas, a decir verdad espinosas y puntiagudas, ya se encararían ellas de rasgarnos la conciencia y marcarnos la presencia... también la ausencia.

Qué voluntad tan dulzona la nuestra, se mantiene despistada y dispuesta; que arrebatos los nuestros que se nos da por ponerla a prueba sin darle tregua.

Diablo regresa! no seas tarado y no me dejes despierta, llévate todo, todo de una buena vez y hazlo oficial, llévate mi alma, a él déjalo en paz... es que igual ya nos has dejado sin opciones ni libertad.

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