Labios rotos.

Labios rotos del azar, labios rotos del amor y la saciedad, labios que se van rompiendo a gusto entre la benevolencia de una inmensidad, del interminable vacío que deja tu presencia cuando ya no está. Es de la ruptura del momento, del temblor en tu andar, ese estruendo lento que me llega en tu llegar. Es como estar sentado de frente a la playa, mientras la brisa suavemente besa la cara, con dulzura y poco de sal, mientras disfrutas de la arena que se frota en los poros y del olor a palmera que se azota entre los tamboreos del aire, es como estar ahí y de repente la tierra se estremece sobre ti, la arena te envuelve, y los tamboreos te arrebolaran las caderas; es justo ahí cuando de repente ese pacífico banco de agua se arremete sobre el cuerpo, con todas sus criaturas y maravillas, es cuando toda paz que fue existente, ahora es dicha con tan sólo verte, una fiesta en la marejada de lo intocable, un placer en la dicha de lo inagotable. Así mientras todo pasa en tu andar frente a mí, tan solo retumba en mi rostro la ruptura de los labios que no se pudieron contener.

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