Te dedico la dicha.

Te dedico el sonido de la luna bajo las estrellas en estas noches de primavera
te dedico el sonido del viento que castiga las palmeras
-aaah! ese suave olor a flores frescas...
te dedico este olor a montaña húmeda de las mañanas que se despiertan.

Te dedico el olor que se queda en la azotea
oculto entre las rendijas, donde el sol no entra. 
te dedico el fin del mundo, con sus misterios e inexistencia
te dedico todo lo absurdo, de un mundo en guerra.

Te canto una dicha
-mejor que sean dos dichas-
Que sean el viento y el mar, que a lo lejos me ven amar
que sean las dichas de tu sonrisa y tu lunar
que sean ellos los que me enlunen el palpitar.
que vengan las dichas de la locura, que se me desdiche la cordura
y lo que en el inconsciente se me enrede, que sean los restos de nuestro despegue.
Que la conciencia se me agobie, y la espalda se me doble
que tus ansiedades desorbitadas, me lleguen hasta el alma
sella mi canto con un dichoso beso
dedícame tu incomprensible eco.
dedícame tus escandalosos ojos, que me miran con recelo.

Te dedico las cuatro dichas de mi voz
de las cuatro voces de este amor
te dedico la luna que se me despierta en el pecho
y la estrella que me ilumina el pensamiento
te doy esta tercer corazonada de perplejidad permanente
y la creatividad que se me desborda cuando aún estás presente.

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