A voz

Sin prisas en el tiempo te vi llegando, sin compás ni duelo, sin afanes de lo absurdo me enredaste la lógica, ahora no me entiendo. No pretendo mas que atravesar esta orillita de la isla en la que nos encontramos de cuando en vez, para vernos y sólo para observarnos y festejarnos la existencia, para calmarnos la ansiedad y perdonar nuestras consciencias. Es una cita del azar, una cita que con o sin piedad, se da paso por los días y va llenando los surcos que el pasado nos dejó en el alma. Una cita con la belleza y su resplandor, y con el aire de "ser yo" una cita para apreciar las dignidades y los retos a nuestro interior, una invitación para tocarnos solo con la voz, en el intangible mundo del fuego sin piel, en donde el sonido es el único ser.

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