Explícame.

Que me has hecho vida mía que en el inconsciente te me has clavado, que embrujo me sedujo que ante ti nada pude ver claro.
Dime que anticipas ante esta inevitable osadía de querer tener aunque sea media de tu sonrisa.
Explícame cariño las hazañas de tus besos que se me enredan en el alma y  que sin poder calmarme los sesos se van revolcando en la cobardía absurda, momentánea... desconocida.
Cobardía que se me enraíza de no poder hablarte de los laberintos que se me turbian entre sueños, aquellos sueños que me invades sin permiso y por los que paseas sin pudor, sueños que ahora me dejan acurrucada en mi almohada, adicta a tu inconstante presencia, tu agitada existencia, existencia que me va quebrando en silencio, que me va sellando el credo, mientras el corazón va de pausa en pausa inexistente en la tregua del destino y las decisiones que le voy clavando al aire que baja de la montaña con su frescor, el único frescor que me va saciando el alma.

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