Calma! te aclamo.

Y a expensas de un presente sin tregua espero con juicio sentada en la estación. Mis venas se agitan, la mente se reboza y hasta mis entrañas se querían preparar para aquel encuentro irreductible en ansiedad. Hago un llamado a la calma y a la soberana grandeza del desconfío a todo lo que predico, a lo que intuyo y a mis emociones que se aturden por el momento y la osadía de lo dicho. Calma! te intuyo, calma, te aclamo, calma la que me va llegando cuando te veo entre mis cejas. Calma la que me calma cuando te voy sintiendo cerca, cuando me drogas con tus silencios, cuando nos respiramos las arterias.

Comentarios

Entradas populares